Los ojos amistosos del Sr. Jenkins
Había un paciente, el Sr. Jenkins, que siempre parecía observarme con una mirada curiosa pero amistosa. “Buenas noches, jovencita”, me saludaba, suscitando conversaciones amistosas. Tenía una forma de ver más allá de la superficie, lo que me hacía preguntarme si percibía la agitación que yo ocultaba en mi interior. Su presencia tranquila aportaba un toque de normalidad y, aunque nuestros intercambios eran ligeros, dejaban entrever una comprensión más profunda por su parte.

Los ojos amistosos del Sr. Jenkins
Preguntas curiosas
Un día, inesperadamente, el Sr. Jenkins desvió la conversación hacia mi hija adoptiva. “Háblame de ella”, me instó, con un interés genuino brillando en sus ojos. “Es increíble, llena de vida y curiosidad”, respondí, sorprendida por su repentina implicación. “Parece que se parece a ti”, dijo con una sonrisa cómplice. Sus preguntas parecían suaves indagaciones en mi historia, aunque los motivos de su curiosidad seguían sin estar claros.

Preguntas curiosas