Un recordatorio constante
“Me recuerdas a mi hijo. Te he parado”, dijo el policía. “Pensé que eras él. La mayor parte del tiempo aún no puedo creer que se haya ido” Lo único que tuvo que hacer William fue acceder a la petición y abrazar al pobre hombre.

Un recordatorio constante
Un cálido abrazo
William tampoco pudo contener las lágrimas. Cuando salió del vehículo, abrió los brazos y “abrazó al hombre”, dijo más tarde: “Los dos teníamos lágrimas en los ojos cuando salí y abracé al hombre”

Un cálido abrazo